Ya sé que ser padre abarca muchas más facetas pero voy a simplificar para centrarme en uno de los momentos en que más destaca un coleccionistas: al regalar.
Cuando nuestra hija era pequeña descubrió los vídeos de Pocoyó, que la entretenían casi los 7 minutos que duraba cada episodio. Un día, vimos que vendían muñecos de los dibujos, de plástico sin articulación ninguna, pero la encantaron. Eran ideales para el tamaño de su manita y no tenían partes peligrosas así que le compramos a Pocoyó con su traje azul habitual. Y, como somos coleccionistas, además de papás, al llegar a casa buscamos en la web de Comansi y vimos que se trataba de una colección de 10 figuras. Ya podéis imaginar que en poco tiempo la niña tenía la colección completa en su habitación.
A un amigo coleccionista su hijo de 7 años le pidió de regalo el zoo de Playmobil. Ël buscó la caja en cuestión y le pareció que tenía pocos animales y estructuras así que se dedicó a buscar ideas y material por foros y sitios de venta y cuando el niño recibió su zoo se encontró con todo esto.
Imaginaos la alegría y emoción del chaval, que no sólo tenía un montón de figuras sino que había recibido un regalo trabajado por su papá.
Zoo original de Playmobil. Mucho menos surtido que el de mi amigo |
Estaréis de acuerdo conmigo en que los coleccionistas somos encargados ideales de hacer regalos. Hemos padecido en primera persona frustraciones como las de ver en un catálogo la terrible frase "no disponible en España". Por eso, cuando mi hermana pequeña me mostró un catálogo de muñecas Bratz y me señaló la única que no se vendía en España y me preguntó ¿por qué nos la enseñan si no me la puedo pedir?, recurrimos al Ebay USA para que fuera la única niña con la Bratz más exclusiva. No debería contar que también fue la única niña que recibió su regalo de reyes en febrero, pero es que el correo de Estados Unidos hace años no era tan eficiente como en la actualidad.
Cuando veo algunos niños en las tiendas comprando alguna figura o juguete sin tiempo ni posibilidad de ver todos los que hay, siento mucha pena porque creo que tan importante es el tener un juguete como haber podido elegirlo dentro de las posibilidades. Ese tiempo que dedicas a ver cuál te llevas es otro regalo en sí mismo.
Hace poco en una tienda mis niños babeaban viendo las cosas de la serie de dibujos PJ Masks y un papá acompañaba a otro niño al que sí le iban a comprar una figura. Tenía en la mano un peluche de Gatuno mientras intentaba buscar la figura articulada del mismo personaje antes de que su padre se fuera impaciente. El diálogo entre ellos no sucedería en mi casa:
- Nos vamos. Ya tienes a Gatuno.
- ¡Pero es un peluche! Yo quiero un muñeco para jugar.
- ¿Y qué más te da? Si ya tienes a Gatuno, que es el que querías.
Es que no son iguales, papá |
De hecho, mi hija de 4 años nos ha convencido de que ella y su hermano necesitan tener los peluches de la Patrulla Canina para jugar en general, y las figuras de plástico más pequeñas de los mismos personajes para poder usarlas con las casitas y Playsets de otras colecciones. Y es que tienen más de la mitad del trabajo hecho con dos papás coleccionistas.
Eso sí, hemos marcado los límites infranqueables muy claramente: nada de tener cosas sueltas y en blister hasta que se lo paguen con su propio sueldo.